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El Dilema del Colombiano, exporta lo mejor y toma lo no tan bueno...

by My Store Admin on Jul 06, 2024

El Dilema del Colombiano, exporta lo mejor y toma lo no tan bueno...
En las entrañas de nuestra tierra cafetera, donde el aroma del grano tostado se mezcla con la bruma de las montañas, nosotros, los colombianos, hemos sido testigos de una paradoja amarga. Mientras nuestras manos cultivaban los granos más exquisitos, nuestras tazas se llenaban con la sombra de lo que podría ser. ¿Acaso no merecemos saborear la gloria que nace de nuestro propio suelo?

Yo, que he vagado por los cafetales como quien recorre los pasillos de su propia memoria, he visto cómo los mejores frutos de nuestra labor se alejan en barcos hacia tierras lejanas. Allí, en mesitas de café de Tokio o en las aceras de Nueva York, extraños paladares degustan la esencia de nuestra identidad, mientras nosotros nos conformamos con los restos de nuestra propia grandeza.

Pero ha llegado el momento, queridos compatriotas, de reclamar lo que es nuestro por derecho. El café no es solo una bebida; es el elixir que corre por nuestras venas, la historia líquida de nuestros antepasados. Cada sorbo de un café de calidad es un viaje a través de nuestras montañas, un abrazo de la tierra que nos vio nacer.

¿Por qué conformarnos con menos cuando nuestras manos han cultivado lo mejor? Es hora de que nuestras papilas gustativas despierten de su letargo, de que nuestras narices se embriaguen con los aromas que hemos regalado al mundo. Tomemos ese café de calidad, dejemos que su sabor nos cuente historias de sol y lluvia, de manos callosas y sonrisas orgullosas.

Yo les digo, colombianos, que en cada taza de buen café hay un pedazo de nuestra alma. No permitamos que otros saboreen nuestra esencia mientras nosotros nos conformamos con las sobras. Elevemos nuestras tazas con orgullo, llenémoslas con lo mejor de nuestra tierra. Porque en el fondo de esa taza no solo hay café; hay historia, hay cultura, hay Colombia.

Bebamos, pues, el café que merecemos. Que cada sorbo sea un acto de amor propio, un homenaje a nuestra tierra y a nuestro pueblo. Porque, amigos míos, en el café de calidad no solo encontraremos sabor; encontraremos nuestra propia identidad, destilada en el negro elixir que nos define como nación.